jueves, 17 de enero de 2019

Sobre Teoría Literaria





Claudia Pérez, Microlecturas de literatura lesbiana desde el Río de la Plata. Biblioteca Plural, CSIC, Universidad de la República, 2018.
(El texto que sigue a continuación fue leído en la presentación del libro, realizada en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de la República)
Como no soy especialista en teoría literaria, en ninguna de sus múltiples vertientes, mi acercamiento a este libro es desde el lugar de una lectora. Este lugar de lectora no especializada tiene ciertos límites, sobre todo en lo que respecta al alcance y la precisión de mis reflexiones, pero también, como contrapartida, me otorga cierta libertad de movimiento que a los especialistas en general les resulta más difícil o más costoso permitirse. La principal de estas libertades es la de equivocarme. La de desviarme, sin mayores consecuencias, de lecturas o interpretaciones que otros receptores de estos textos puedan considerar más certeras, más sofisticadas, o más productivas.
Por otra parte, la modalidad crítica de Claudia permite, avala y hasta induce a asumir una actitud exploratoria a la hora de recorrer estas páginas. A vivir la experiencia de leer como una aventura. Es la de Claudia una escritura que propone sin imponer, sugiere y problematiza. Abre interrogantes y plantea cuestiones, eludiendo la tentación de señalar soluciones. En este libro se exploran caminos a veces divergentes entre sí, se buscan intersecciones o afinidades y se problematizan las diversas respuestas posibles. Esta forma abierta de crítica, o esta forma de crítica abierta, valora la diversidad más que la dicotomía, aprecia el espacio indeterminado, la frontera, más que los términos de una oposición binaria. Es la puesta en marcha de un proceso que invita al lector a participar y a involucrarse, a reformular y reescribir,  actuando como un receptor productivo.
La selección de escritores que se analizan cubre un espectro amplio, tanto desde el punto de vista histórico como geográfico. Cristina Peri Rossi, Marguerite Yourcenar, Marcel Proust, Sylvia Molloy, Nancy Bacelo, Safo. Entre otros.
En la introducción, que es muy breve, se aclara el propósito del libro, anunciado desde el título. Evidenciar los signos de una escritura de impronta lesbiana. Estudiar, a través de casos puntuales, cómo las mujeres cantan o narran su amor por otras mujeres. Qué estrategias discursivas utilizan, cómo se apropian de códigos pertenecientes al discurso erótico tradicional y los emplean de manera creativa, desde qué lugares hablan, cómo enturbian los límites entre las categorías heredadas, asumiendo a veces un yo escritural masculino y a partir de qué procedimientos van construyendo su propio objeto del deseo. Para explorar estos temas, Claudia toma determinadas prácticas discursivas y las analiza en profundidad. De ahí el uso del término microlecturas. Una lupa se detiene en una palabra, o en una frase, y la analiza exhaustivamente, enfocándola desde diversos campos teóricos. No para reducir la polisemia del texto, sino para disfrutarla. No para simplificar, sino para enriquecer. A través del análisis de una temática, o del tratamiento del yo lírico o narrativo, se buscan rasgos “reconocibles, identificables y visibilizantes de lo encubierto”. Los textos seleccionados son aquellos que se separan o “diverten” del canon, dando cuenta de posiciones homoeróticas.
En el prólogo al libro Crayencour, Hadrianus, la tesis de Claudia Pérez sobre Memorias de Adriano, de Marguerite Yourcenar, Roger Mirza ha señalado algunas características de la escritura de Claudia que están presentes también en estas microlecturas. Cito algunas de esas características mencionadas por Mirza: “fina sensibilidad literaria, abundante bibliografía, gran solvencia teórica, sutileza”.
            Un primer acercamiento deja en evidencia que estas lecturas eluden cualquier intento de simplificación. Cada palabra y cada frase abren diversas posibilidades de análisis, inician múltiples caminos, senderos mejor dicho, ya que éste es el término elegido por la autora. Es un proceso recurrente, porque esos senderos laterales se siguen abriendo. Y prefiero no decir que se bifurcan, ya que el término bifurcarse contiene en sí mismo una concepción y un origen binarios. Un lector no especializado en esta disciplina, como es mi caso, tal vez no pueda transitar todos esos senderos posibles. Lo que podemos hacer esos lectores es efectuar a su vez una microlectura parcial, localizada, de las microlecturas de Claudia. Detener el fluir del texto y posicionarnos en una grieta, en un pliegue, sin la pretensión de alcanzar una visión global.
            Cuando Cristina Peri Rossi publica, en el año 1971, el libro de poemas Evohé, el campo literario rioplatense no estaba muy atento a las cuestiones de género. En Evohé y otros libros posteriores, encontramos a una mujer que canta su amor por otra mujer. En la construcción de la mujer amada como objeto del deseo, la escritora utiliza, a su manera, códigos pertenecientes al discurso amoroso tradicional. Peri Rossi, escribiendo desde la otredad, constituye un desafío permanente a los intentos que podamos hacer por clasificarla. En sus libros, los límites entre categorías se enturbian y se confunden. Elude una clasificación fácil, no resulta posible encasillarla y lo que parece más productivo en su caso es una mirada desde la teoría “queer”. Sin olvidar la tensión subyacente a la propia frase “teoría queer”, como señala Claudia en trabajos anteriores. Una suerte de oxímoron cuyos dos términos parecen apuntar en direcciones diferentes, ya que mientras el término teoría induce a buscar paradigmas, el término queer tiende a eludirlos.
Como ya dije antes, no es el propósito de este libro responder preguntas o zanjar cuestiones. Por el contrario, una de las estrategias utilizadas consiste en el uso frecuente de la interrogación.  Se interpela a los autores, a los textos y también, de alguna manera, a los lectores. De este capítulo en particular, lo que a mí me queda son preguntas. Elijo algunas de ellas: ¿Hacia dónde conduce la salida del closet? ¿Hacia otro closet? ¿Hacia otros estantes del mismo closet? ¿Hacia otros estantes de otro closet? ¿Acaso se ha salido del clóset para gestar otro o para desplazar su función hacia otra región? En este fluir de interrogantes que nunca cesan, Cristina Peri Rossi se perfila como una eterna extranjera, una eterna exiliada. 
En un libro más reciente, del 2012, Habitaciones privadas, se explora la inclusión del silencio en la escritura. El silencio como estrategia de invisibilización de la otredad. Y se analizan las posibilidades que tiene la crítica literaria de ejercer una acción de sabotaje, de exponer las estrategias de naturalización presentes en ciertas obras. La autora se interroga y nos interroga acerca de si determinadas prácticas de discriminación se han superado o sólo se han desplazado, saliendo de los discursos oficiales pero permaneciendo en conductas sociales internalizadas por los sujetos.
            Con Marguerite Yourcenar la lupa se detiene en otra práctica escritural, tendiendo un puente desde el Río de la Plata al compararla con textos de la poeta uruguaya Nancy Bacelo. Se trataría en estos casos de autoras mujeres que al hablar asumen un yo masculino, un yo virilizante, que hablan desde posiciones de autoridad y poder y cuyos relatos se apropian de códigos pertenecientes a la tradición literaria hegemónica. Un emperador romano que habla a través de una mujer, una mujer que habla a través del emperador. Un estilo aseverativo, contundente, sentencioso.
También tienen su lugar las traducciones que hizo Yourcenar de poetas griegos. En un eje temporal que comienza en la poesía de Safo para llegar hasta textos de la escritora argentina Sylvia Molloy, recorremos la tradición literaria del amor entre mujeres.
Claudia vuelve a apelar aquí a una mirada queer, que le permite recorrer textos canónicos sin caer en sistemas de recepción ya cristalizados.
            Marcel Proust, últimos fragmentos de El tiempo recobrado. La lectura de Claudia se detiene en las reflexiones del autor sobre el monstruo, los “seres monstruosos”. A partir de estas palabras, Claudia trabaja en torno a lo excluido, lo no visible, lo monstruoso que yace solapadamente dentro de la norma, “lo siniestro freudiano escondido en el significado”. Nos recuerda, como en un espejo, la mirada furtiva del narrador proustiano, que en volúmenes anteriores, en su juventud, observaba a escondidas, como desde el ojo de una cerradura, escenas ocultas, prohibidas, excluidas por las convenciones sociales de su época. Desplazándose desde lo invisible, la mirada poética en el tiempo recobrado observa lo que está naturalizado, y lo experimenta como nuevo y extraño.
            En un viaje por el tiempo, llegamos en el último capítulo a una película reciente sobre Isabel Primera de Inglaterra. Encontramos la transcripción de un diálogo entre la reina y Walter Raleigh. Navegante, aventurero, explorador, pirata para algunos, que también transitó, nos informa Claudia, por la escritura.
Después de haber reflexionado sobre el tiempo en el capítulo dedicado a Proust, en esta escena la mirada se aproxima al lugar, el topos. Partiendo de la utopía de Tomás Moro, se nos conduce por diversos planos históricos y líneas de pensamiento, en párrafos de gran densidad crítica y teórica, para llegar a las nociones de heterotopía, eutopía y distopía y preguntarse, finalmente, si es posible una lesbotopía, una patria lésbica. Si la salida del closet a la tierra prometida puede concretarse y qué consecuencias conlleva. Cuando la reina, anclada en su trono, dialoga con el explorador, le pregunta ¿Somos nosotros los que descubrimos ese nuevo mundo o él nos descubre a nosotros?
Si Peri Rossi se define, se siente siempre extranjera, también lo hace Marguerite Yourcenar. Extranjeras y peregrinas explorando un mundo que también las redescubre a ellas.
La escritura de Claudia Pérez no se define en la linealidad, no transita caminos rectos, sino que se abre y se despliega generando incertidumbres. Nos lleva en diversas direcciones y nos deja en el umbral de posibles respuestas.
También es una práctica crítica que elude las generalizaciones para enfocarse en temas puntuales. Que plantea dudas e inquietudes y que se sostiene en las tensiones.
  

Nota: Texto leído en la presentación del libro, realizada en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.